martes, 24 de junio de 2008

Coca de patata de Santa Rosina


Ingredientes (para 4 personas):

400 gramos de patatas
150 gramos de azúcar
6 huevos
La corteza de un limón rallada
Canela en polvo
Grasa para el molde

Modo de hacerlo:
Empezamos asando las patatas con piel al horno durante cuarenta minutos, sacamos, pelamos y chafamos con un tenedor en un bol.
Ahora cogemos los huevos y vamos separando las yemas de las claras de los huevos, las primeras las montamos a punto de nieve y reservamos, las yemas las batimos en el bol de las patatas, añadimos la piel del limón muy picadita, la canela y el azúcar, mezclamos muy bien e incorporamos las claras batidas.
Aunamos el conjunto y lo pasamos a los moldes altos (si las queremos individuales) o al molde familiar siempre untados de grasa, (aceite, manteca o mantequilla) y nos vamos al horno suave durante cuarenta minutos (depende del horno).

Es sabrosa y sin parangón en España. Tiene la denominación de origen de Castellón y su receta es "todo un secreto" que solo se transmite de generación en generación entre familias de panaderos. Es la coca de patata. Un postre que, con orígenes en el siglo XIX, ha llegado hasta nuestros días para deleite de los castellonenses. Ahora, con visión de futuro, al crearse una imagen de marca que la hará internacional, con el impulso del Gremi de Forners y del Ayuntamiento.
Ángel Miravete es un panadero experto en hacer la coca de patata. Su horno de la castiza calle San Roque ha sido siempre un lugar de referencia para degustar esta delicia repostera, que "es conocida desde siempre en Castellón", indica.
Dulce, pero no en exceso, de suave textura, la coca de patata "tiene su propia receta, pero no la voy a decir", señala orgulloso Miravete. Eso sí, nos comunica los ingredientes para su elaboración: "Patata hervida, almendra, azúcar, huevos y limón rayado".
No es un bizcocho
"Mucha gente se cree que es bizcocho, pero no lo es", indica este panadero castellonense, exponente de una tradición secular que habla de las excelencias reposteras de la capital de La Plana y que pocas veces han sido reconocidas, en defensa de otras especialidades foráneas.
Además, con la particularidad de que "son los huevos los que hacen elevarse la coca, ya que no necesita de polvos de gaseosa", relata Miravete, quien no hace más que seguir las enseñanzas de sus antepasados en cuanto a este ancestral producto. Su hijo continúa con la tradición. Desde ahora, todos los panaderos de la capital de La Plana comenzarán a comercializar esta coca de patata, que luce en azúcar glasé la figura del campanario castellonense y que se vende en cajas diseñadas al efecto. Una coca de patata que está indicada para culminar una buena comida y ser acompañada de un vino dulce.
(Vicente Cornelles, Mediterráneo, 03-07-2006)

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