Diario de Teruel, 21 de enero de 2008
Tres empresarios del Maestrazgo han sido pioneros en poner en marcha en España una fábrica de patatas rellenas de carne y jamón. La industria se ubica en Cañada de Benatanduz, un pueblo con menos de 50 habitantes desde donde se cocinan tubérculos para particulares y establecimientos hosteleros de toda España.
La receta la ideo María Ángeles Vidal, cocinera del Hotel Balfagón de Cantavieja. “Nos hicieron una reserva y pidieron patatas rellenas. Mi mujer las hizo como se le ocurrió y gustaron,” explica Mariano Balfagón, propietario del hotel y socio de la industria Naturmaest 2006 S.L. Desde entonces han pasado 18 años y en el restaurante han servido miles de piezas.
Hace poco más de un año decidieron ir más lejos y llevarlas a las mesas de otros establecimientos y a los domicilios particulares.
El proceso
El proceso de elaboración es totalmente tradicional. Las patatas se preparan de igual forma que lo hace María Ángeles Vidal en su cocina, sólo que en la fábrica cuentan con un lavadero automático, un horno industrial y máquinas para triturar patatas y mezclar la masa con la carne, la gallina y el jamón que facilitan todo el proceso.
Una vez rellenas se colocan en un aparato que trabaja a 35 grados bajo cero y enfría las patatas hasta los –20 grados en sólo dos horas.
Después se envasan al vacío, donde se conservan hasta doce meses, y el consumidor sólo tiene que descongelarlas y gratinarlas en el horno durante diez minutos.
Para la elaboración se usan materias primas de primera calidad. Las patatas son todas procedentes de la provincia de Teruel, donde se producen mejores tubérculos. En cuanto al relleno, además de la propia masa de la patata se añade gallina y jamón de Teruel y magro, ambos procedentes de cerdos Denominación de Origen. Por encima les ponen queso de Santa Eulalia semi-curado para gratinarlas. “No llevan conservante no colorantes,” matiza Juan Antonio Monserrate, que es otro de los socios del negocio.
La industria es la única que hay en Cañada de Benatanduz y de momento cuenta con tres personas en plantilla, aunque los empresarios ya se plantean contratar a otra más. Comenzaron a producir en diciembre Y desde entonces ya han comercializado 16.000 medias patatas. El volumen de negocio que esperan tener es de 60.000 kilos vendidos al año y la inversión realizada para poner en marcha la industria se eleva a 350.000 euros, en los que no se incluye el local, que se ha alquilado.
De momento reparten su producto a través de tres empresas de distribución, una de ellas de Teruel, otra de Castellón y una tercera de Tarragona. Ellos sólo venden al por mayor, pero su idea es que sus patatas las usen particulares y restaurantes. Por eso la comercializan en dos formatos, unas de mayor tamaño que son una ración para un primer plato y otras más pequeñas que pueden utilizarse como guarnición.
“Hasta ahora hemos fabricado sobre todo grandes, pero creo que a largo se venderán más las de menor tamaño para guarniciones” vaticina Balfagón.
Los pedidos de momento superan a las posibilidades de fabricación y las Patatas Rellenas del Maestrazgo (que es la marca bajo la que se comercializadoras pero espera a “tener la cantidad suficiente,” argumenta Balfagón, para atenderlos.
La escasa producción se debe que los empresarios tienen problemas para encontrar patatas seleccionadas. La venta del producto precocinado supone que las dimensiones de las piezas sean similares y en la provincia hay dificultades para que los almacenistas les vendan las del calibre adecuado. En este sentido, Mariano Balfagón explica que antes de cocinarlas se hacen dos selecciones. En la primera se escoge el tamaño y en la segunda se tienen en cuenta también otros parámetros, como el estado de la piel, ya que se comercializan con ella. ”De cada saco sólo se aprovecha el 20% del producto,” comenta.
Aunque los empresarios llevan poco tiempo en el negocio, su idea es completarlo con la realización de otros precocinados elaborados también a partir de productos de calidad de la zona. “Hemos pensado en trabajar también la ternera, el ternasco y las setas,” adelantan los negocios.
La receta la ideo María Ángeles Vidal, cocinera del Hotel Balfagón de Cantavieja. “Nos hicieron una reserva y pidieron patatas rellenas. Mi mujer las hizo como se le ocurrió y gustaron,” explica Mariano Balfagón, propietario del hotel y socio de la industria Naturmaest 2006 S.L. Desde entonces han pasado 18 años y en el restaurante han servido miles de piezas.
Hace poco más de un año decidieron ir más lejos y llevarlas a las mesas de otros establecimientos y a los domicilios particulares.
El proceso
El proceso de elaboración es totalmente tradicional. Las patatas se preparan de igual forma que lo hace María Ángeles Vidal en su cocina, sólo que en la fábrica cuentan con un lavadero automático, un horno industrial y máquinas para triturar patatas y mezclar la masa con la carne, la gallina y el jamón que facilitan todo el proceso.
Una vez rellenas se colocan en un aparato que trabaja a 35 grados bajo cero y enfría las patatas hasta los –20 grados en sólo dos horas.
Después se envasan al vacío, donde se conservan hasta doce meses, y el consumidor sólo tiene que descongelarlas y gratinarlas en el horno durante diez minutos.
Para la elaboración se usan materias primas de primera calidad. Las patatas son todas procedentes de la provincia de Teruel, donde se producen mejores tubérculos. En cuanto al relleno, además de la propia masa de la patata se añade gallina y jamón de Teruel y magro, ambos procedentes de cerdos Denominación de Origen. Por encima les ponen queso de Santa Eulalia semi-curado para gratinarlas. “No llevan conservante no colorantes,” matiza Juan Antonio Monserrate, que es otro de los socios del negocio.
La industria es la única que hay en Cañada de Benatanduz y de momento cuenta con tres personas en plantilla, aunque los empresarios ya se plantean contratar a otra más. Comenzaron a producir en diciembre Y desde entonces ya han comercializado 16.000 medias patatas. El volumen de negocio que esperan tener es de 60.000 kilos vendidos al año y la inversión realizada para poner en marcha la industria se eleva a 350.000 euros, en los que no se incluye el local, que se ha alquilado.
De momento reparten su producto a través de tres empresas de distribución, una de ellas de Teruel, otra de Castellón y una tercera de Tarragona. Ellos sólo venden al por mayor, pero su idea es que sus patatas las usen particulares y restaurantes. Por eso la comercializan en dos formatos, unas de mayor tamaño que son una ración para un primer plato y otras más pequeñas que pueden utilizarse como guarnición.
“Hasta ahora hemos fabricado sobre todo grandes, pero creo que a largo se venderán más las de menor tamaño para guarniciones” vaticina Balfagón.
Los pedidos de momento superan a las posibilidades de fabricación y las Patatas Rellenas del Maestrazgo (que es la marca bajo la que se comercializadoras pero espera a “tener la cantidad suficiente,” argumenta Balfagón, para atenderlos.
La escasa producción se debe que los empresarios tienen problemas para encontrar patatas seleccionadas. La venta del producto precocinado supone que las dimensiones de las piezas sean similares y en la provincia hay dificultades para que los almacenistas les vendan las del calibre adecuado. En este sentido, Mariano Balfagón explica que antes de cocinarlas se hacen dos selecciones. En la primera se escoge el tamaño y en la segunda se tienen en cuenta también otros parámetros, como el estado de la piel, ya que se comercializan con ella. ”De cada saco sólo se aprovecha el 20% del producto,” comenta.
Aunque los empresarios llevan poco tiempo en el negocio, su idea es completarlo con la realización de otros precocinados elaborados también a partir de productos de calidad de la zona. “Hemos pensado en trabajar también la ternera, el ternasco y las setas,” adelantan los negocios.
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