El nombre. Cuando llegó este producto desconocido a Aragón se le da el nombre de otro tubérculo autóctono semejante, por ello todavía se conserva en muchos pueblos de los Pirineos aragoneses esta primer acepción de TUNFA o TRUFA.
Sin embargo en otras zonas de Aragón ya se acepta la denominación original de BATATA o BATATA DE LA MANCHA. Finalmente, al popularizarse el consumo pasa de forma generalizada a llamarse PATATA.
La historia. Para hablar de la patata en Teruel es imprescindible citar al ilustrado de Villar del Salz, obispo de Valladolid y miembro de la Real Sociedad Aragonesa de Amigos del País, don Juan Antonio Hernández y Pérez de Larrea, que nació el día 28 de septiembre de 1.730 en el seno de una familia de esta localidad de la Sierra Menera turolense.
Todo empezó con un envío en 1.781 que hacen desde Gijón a Larrea de doce patatas amarillas con una carta que contenía las instrucciones de su cultivo, cuidados, resultados, utilidad como alimento y aplicaciones culinarias.
Después de varios experimentos para su mejor cultivo, Larrea decidió “en un gesto altruista ofrecer de su bolsillo 1.000 r.v. como premio a los labradores que sembrasen patatas, a razón de un real por cada quintal cosechado”. En 1.794 hubo labradores optando al real por quintal, como por ejemplo F. Rotellar, de Zaragoza, que cosechó veinticinco quintales de patatas.
Sin embargo en otras zonas de Aragón ya se acepta la denominación original de BATATA o BATATA DE LA MANCHA. Finalmente, al popularizarse el consumo pasa de forma generalizada a llamarse PATATA.
La historia. Para hablar de la patata en Teruel es imprescindible citar al ilustrado de Villar del Salz, obispo de Valladolid y miembro de la Real Sociedad Aragonesa de Amigos del País, don Juan Antonio Hernández y Pérez de Larrea, que nació el día 28 de septiembre de 1.730 en el seno de una familia de esta localidad de la Sierra Menera turolense.
Todo empezó con un envío en 1.781 que hacen desde Gijón a Larrea de doce patatas amarillas con una carta que contenía las instrucciones de su cultivo, cuidados, resultados, utilidad como alimento y aplicaciones culinarias.
Después de varios experimentos para su mejor cultivo, Larrea decidió “en un gesto altruista ofrecer de su bolsillo 1.000 r.v. como premio a los labradores que sembrasen patatas, a razón de un real por cada quintal cosechado”. En 1.794 hubo labradores optando al real por quintal, como por ejemplo F. Rotellar, de Zaragoza, que cosechó veinticinco quintales de patatas.
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