miércoles, 16 de septiembre de 2009

"Tengo la seguridad de que en Cella están en lo cierto"


Así acaba la columna "La patata", de Toni Losantos, publicada en el Diario de Teruel el martes 15 de septiembre de 2009. Agradeciendo a Toni que se sume a nuestras reivindicaciones, publicamos íntegramente su reflexión sobre este tubérculo y la Feria de la Patata de Cella.

"Hay una suntuosa humildad en la patata, piedra angular de nuestra civilización. Recuerdo una canción de La Trinca –aquel grupo original y contestatario, fuerza motriz del catalanismo durante la Transición- que homenajeaba a la patata con una versión iconoclasta y cachonda de la teoría de la evolución: “Si es que el hombre viene de la patata”, cantaba el trío, antes de terminar con un paródico in fecula feculorum. Ahora, tantos años después, al calor de la Feria de Cella –que cumple un cuarto de siglo- no dejo de pensar en el sorprendente protagonismo cultural de la patata, que en 2008 celebró su Año Internacional y quién sabe si en 2009, parafraseando a La Trinca, secretamente se ha sumado a las efemérides de Charles Darwin.
De modo que la iniciativa rellana, además de potenciar su producto propio, tanto en su dimensión agraria como en sus posibilidades gastronómicas, se encuentra, quizá sin saberlo, en el centro de una reivindicación de largo alcance. La patata es mucho más que ese tubérculo que alimenta a los pobres –la ONU, con lo del Año Internacional, pensaba en eso, pero evitó la crudeza con bastante retórica-; constituye acaso una metáfora perfecta de esta Humanidad abocada al lujo y la tecnología, y sin embargo atada al suelo, a la tierra que da cobijo a la patata.
Quien lea estas líneas pensará que estoy de broma. Pudiera ser, pero conste que la cita de Cella, cada septiembre, me parece una de las más honestas de cuantas nos hemos inventado por estos pagos. Dirán los envidiosos que a Cella –ya a su patata- les falta glamour, espectacularidad y tontería, pero si así fuera que no se olvide nadie de aquella impagable “Oda a la papa” de Pablo Neruda. “Rosa blanca”, la llama, “enemiga del hambre”, “universal delicia”; y termina: “harina de la noche / subterránea, / tesoro interminable / de los pueblos.” Se trata –hay que decirlo- de un poema indigenista, antiespañol, incómodo, pero eso no le quita hermosura. Tengo la seguridad de que en Cella están en lo cierto."

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