martes, 11 de diciembre de 2007

Patatas a la importancia


Dificultad: Media

Ingredientes:

1 kilo de patatas de Cella
2 huevos (de gallina, eh, que quede bien claro)
3 dientes de ajo
1 litro de agua o caldo, aproximadamente (debe cubrir las patatas)
50 gramos de almendra cruda molida (si tienes enteras las puedes triturar en el mortero con el ajo)
50 gramos de jamón serrano cortado muy menudito (venden en los supermercados)
Harina
Aceite de oliva del Bajo Aragón
Sal
Perejil

Utensilios:

Una sartén amplia
Una cazuela grande (de las de paella)
Un mortero (pero no de guerra)
Plato hondo
Platos llanos grandes
Tabla de cortar (también sirve la mesa y, si es de madera, le puedes dejar un bonito recuerdo de tu actuación)
Cuchillo patatero (uno pequeñito, pero afilado)
Cuchillo de cortar (el hermano mayor del cuchillo patatero)
Una rasera (si no la encuentras, búscala en internet)
Un cazo
Algún tenedor o varilla para batir
Cucharas y tenedores de madera

Modo de hacerlo:

Saca el perro de la cocina. Los perros no deben comer patatas, aunque sean de Cella.
Lava y monda (pela) las patatas con el cuchillo pequeño, quitando los defectos o impurezas.
Vuelve a lavarlas y secarlas con papel absorbente.
Córtalas en rodajas de medio centímetro de grosor aproximadamente.
Rebózalas en harina: Para ello pondrás un poco de harina en una bolsa de plástico y mete unas pocas rodajas, cerrando y sacudiendo la bolsa para que queden bien embadurnadas de harina.
Repite con el resto (es muy importante, durante el rebozado, coger algo de harina con las yemas de los dedos y tocarse dos o tres veces levemente el pelo y la cara y palmotearse el delantal para dar aspecto de cocinero metido en “harina” e impresionar a los que nos puedan ver).
Pon en una sartén amplia abundante aceite a calentar.
Mientras tanto, pasa a cascar los huevos en un plato hondo (afortunadamente da igual que se rompa la yema, lo único es pescar esos trocillos rebeldes de cáscara que se empeñan en permanecer junto a la clara) y bátelos.
En el huevo que haya quedado en el plato (puedes echar un chorrito de leche si ves que hay poco) pasa las patatas rebozadas en harina y las pasas a un plato y, cuando esté ya caliente el aceite de la sartén, vas friendo las patatas (por tandas, que esto no es una manifestación).
Tienen que quedar bien doradas por ambos lados, yo les suelo dar la vuelta varias veces para ver como van.
Una vez fritas, las pasas a la cazuela grande, procurando escurrirlas con la rasera y ayudado de algún utensilio de madera. Ocuparán dos capas.
En un mortero, con una pizca de sal para que no salte, machaca el ajo y perejil (no vale coger los trozos de ajo del suelo, aunque hayas fregado el suelo el mes pasado).
Cuando esté bien triturado, añade una cucharada sopera de harina (bastante colmada, no rasa), mezcla bien y echa un poco de agua o caldo y remueve, para que quede todo suelto.
Reparte el contenido del mortero por encima de las patatas y vierte más agua o caldo hasta cubrir las patatas.
Sazona y espolvorea con la almendra molida y reparte también por todo el jamón picadito.
Ponlo a fuego alto al principio, hasta que empieza a hervir y luego a medio-bajo (que borbotee un poco) y deja cocer hasta que estén tiernas (se pinchan con la punta de un cuchillo afilado para comprobarlo), durante unos 20 a 30 minutos aproximadamente, moviéndolas con suavidad de vez en cuando, agarrando por las asas.
Si te sientes mentalmente preparado puedes dar la vuelta, con mucho cuidado de no romper el rebozo, a la capa de arriba, para que se haga antes.
Deja reposar 5 minutos y sirve.
Variantes: hacerlas al horno, para ello se precalienta a 200 grados. Hay que tener cuidado que el recipiente no tenga asas de plástico y usar manoplas para retirar la fuente.
También se puede sustituir el agua o caldo por leche.¡¡Buen provecho!!

Ignacio Herrero (Zaragoza)

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